El creciente atractivo de la ‘sobriedad’
El alcohol es tema de canciones, la atracción principal de las fiestas y lo “feliz” en una happy hour (hora feliz). Es tan norteamericano como la cerveza en un juego de béisbol. Pero, actualmente, cada vez son más las personas interesadas en la “sobriedad”, que disminuyen o eliminan su consumo de alcohol y adoptan hábitos más saludables.
Las motivaciones son varias. Algunos buscan claridad mental y un mejor descanso. Otros quieren bajar de peso o evitar mezclar el alcohol con otros medicamentos. Las mujeres embarazadas deben proteger a sus bebés de los defectos congénitos. Para otros, la sobriedad es un próximo paso natural en su compromiso con la alimentación sana.
“Espere, ¿no bebe alcohol? ¿Está embarazada?”
En muchas culturas y círculos sociales, rechazar una bebida alcohólica es descortés, en el mejor de los casos y un desaire social en el peor de los casos. No se preocupe, dice Elizabeth Ferrer, una dietista certificada del University of Miami Health System, algunos consejos lo ayudarán a mezclarse con la multitud que bebe.
Opte por la kombucha.
Cuando sus amigos se reúnan en la cervecería artesanal del vecindario, no tiene por qué quedarse en casa. “Muchas cervecerías artesanales ofrecen kombucha, una bebida burbujeante sin alcohol, elaborada con té fermentado, levadura y un poco de azúcar. Tiene menos calorías, con alrededor de tres gramos de proteína y seis gramos de carbohidratos”. También está repleta de cultivos activos, lo que mejora la digestión.
Sea sigiloso. Manténgase sobrio.
“Ponga una lata de agua mineral con gas en una funda de neopreno para latas y nadie sabrá que no está bebiendo cerveza”, dice.
¿Desea un delicioso cóctel sin alcohol? El agua mineral con gas con una pizca de arándanos y una rodaja de lima es una refrescante alternativa sin alcohol.
Ir despacio lo mantendrá estable.
Tal vez todavía no esté listo para renunciar al alcohol, pero quiere disminuir su consumo. Ferrer recomienda saltarse la primera ronda. “Nadie lo notará y, además, evitará las calorías adicionales”.
También recomienda beber ocho onzas de agua cada vez que consume una bebida alcohólica. Y nunca consuma alcohol con el estómago vacío. Si bebe, consuma algunos frutos secos, una o dos rebanadas de queso o algún otro bocadillo rico en proteínas.
El cuerpo interpreta que el alcohol es líquido, pero el alcohol deshidrata, por lo tanto, es una trampa 22 (un problema cuya solución crea el problema de nuevo) . El cuerpo cree que está incorporando líquidos y, como resultado, la persona no bebe suficiente agua. ¡Hola, resaca!
Beba mucha agua. Cuando orine, compruebe que la orina sea de color amarillo claro o pálido, y debería orinar con regularidad.
Encuentre el punto óptimo.
El jugo natural es un cambio de sabor delicioso, siempre y cuando se limite a consumir menos de cuatro onzas de jugo al 100 % por día. Las gaseosas son otro reemplazo adecuado de los cócteles, tan solo no consuma la bebida azucarada de forma excesiva y evite utilizar jarabes en su cóctel real o virgen.
Opte por una variación natural.
Utilice ingredientes naturales, como rodajas de limón, lima o toronja y hierbas, como menta, lavanda, salvia o albahaca para avivar sus libaciones no alcohólicas.
Busque productos con graduación cero.
El panorama de las bebidas está cambiando, gracias a la tendencia hacia la sobriedad. La mayoría de las tiendas de comestibles, los bares y los restaurantes ahora incluye una selección cada vez mayor de cervezas y vinos sin alcohol y con bajo contenido calórico.
Ferrer recomienda este revelador cóctel sin alcohol: “Agregue una pizca de jugo de lima y limón y algunas hojas de menta a una copa con agua mineral con gas y hielo”. Una advertencia: si en su reunión social hay adultos jóvenes menores de 21 años, no les ofrezca cerveza ni vino sin alcohol. “Podrían acostumbrarse a los sabores y al azúcar adicional cuando deberían consumir bebidas más saludables, como agua”.
Los expertos en salud además desaconsejan que las personas que cursan programas de recuperación o rehabilitación de adicciones beban cerveza y vino sin alcohol, debido a la similitud del sabor, el aroma y la apariencia de esas bebidas con la versión con alcohol.
Disminuya el consumo progresivamente.
“Con la dieta o las bebidas, el abandono repentino es un camino difícil. Es más importante disminuir el tamaño de las porciones. Si habitualmente pide una cerveza de 16 onzas, pida en cambio una de 12 o de 8 onzas. O consuma una gaseosa por día en lugar de dos”.
Recuerde, la sobriedad no es un programa de recuperación. Si tiene problemas con el alcohol o bebe con frecuencia, busque la ayuda de su médico de cabecera o un grupo de 12 pasos, como Alcohólicos Anónimos.
“El estilo de vida saludable implica ser consciente de las personas de las que uno se rodea”, afirma Ferrer. Dicho esto, si su círculo social no apoya su elección de disminuir o abandonar el consumo de alcohol, tal vez debería buscar personas que sí lo hagan.
Nancy Moreland es una colaboradora de UMiami Health News. Ha escrito artículos para numerosos y reconocidos sistemas de atención médica y para los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention). Sus artículos también aparecen en el Chicago Tribune.
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