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Estrés por el Tráfico: Mantenga la Calma y Siga Conduciendo

5 min read  |  abril 04, 2019  | 
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Está conduciendo hacia su trabajo y todos avanzan sin inconvenientes hasta que… observa faros traseros abarrotados en el Golden Glades Interchange. Todo se detiene por completo y, durante la siguiente hora, lo único que observa son aquellos faros.

El tiempo corre, comienza a hervirle la sangre, empieza a sudar y el corazón comienza a latirle muy fuerte. Trata de encontrar su Gandhi interior, pero ya sabe que llegará tarde a su reunión de las 9.00 a.m.

Ya sea en Miami, Atlanta o Los Ángeles, las personas de todo este condado pueden relacionar esto y muchas dan por sentado que solo se trata de un hecho cotidiano exasperante de la gran ciudad. Pero la realidad es que verdaderamente afecta su salud física y mental.

Sobre la base de los comentarios de sus pacientes, las investigaciones que se realizaron sobre el tema y su propia experiencia personal, la Dra. Elizabeth Perkins, residente en psiquiatría en el University of Miami Health System, está de acuerdo en que el tráfico tiene un impacto negativo sobre el bienestar mental.

“Ni siquiera es necesario que conduzcamos: algunos estudios demostraron que el simple sonido del tráfico se relaciona con una mala salud mental”, dice.

El estrés por el tráfico no desaparece una vez que estacionamos el automóvil. Muchos de los pacientes de la Dra. Perkins han hablado de una mayor irritabilidad en sus hogares y en los entornos laborales debido a esto. Y aquellos que ya padecen enfermedades mentales pueden correr un mayor riesgo.

“A propósito, observo que las personas que sufren de trastorno de estrés postraumático (TEPT) son muy sensibles al estrés inducido por el tráfico”, dice. “Las personas que sufren de TEPT también son más propensas a interpretar un estímulo neutro como una amenaza. Por ejemplo, pueden sufrir más estrés cuando algún conductor se les adelanta en el tráfico en comparación con las personas que no sufren de TEPT”.

¿Por qué sentimos ira al volante?

Los estudios han demostrado que son dos las causas frecuentes de la ira al volante: la percepción de no tener el control y el hecho de no poder identificar a los otros conductores en la carretera. Como no podemos ver a ese conductor que se nos adelanta, es posible que proyectemos los sentimientos que queramos en ese conductor, dice la Dra. Perkins.

“Mientras insultamos a ese conductor por no esperar su turno en una señal de detención, tal vez, en realidad, ese conductor podría realmente sentirse avergonzado por no habernos visto y disculparse (sin que lo veamos) en su propio vehículo”, agrega.

Los efectos del estrés por el tráfico no se limitan solo a la salud mental. Las personas que tienen estrés crónico, incluso a causa del tráfico, son más propensas a padecer enfermedades debido a su efecto en el sistema inmunitario. Y, si bien la conexión entre el estrés y las enfermedades cardiovasculares no es clara, la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) dice que “el estrés puede afectar comportamientos y factores que aumentan el riesgo de padecer enfermedades cardíacas: tener presión arterial alta y niveles elevados de colesterol, fumar, no hacer actividad física y comer en exceso”.

Tome el control al volante

No podemos simplemente renunciar a nuestros empleos y volvernos ermitaños solo para evitar conducir. ¿Cómo podemos protegernos del estrés por el tráfico?

  1. Considere la posibilidad de usar el transporte público, caminar, ir en bicicleta o utilizar un servicio de transporte compartido para ir a trabajar.
  2. Cambie su perspectiva. Convierta su automóvil en un oasis privado. En lugar de que su viaje sea un momento estresante, véalo como un apreciado descanso de su día ajetreado. Escuche música relajante, un pódcast o un audiolibro interesante.
  3. Minimice su tiempo en el tráfico. Busque opciones, como salir de su casa más temprano para evitar apresurarse. Hable con su jefe para entrar y salir más tarde, o busque otro empleo más cerca de donde vive.
  4. Si el tráfico le resulta insoportable, podría tener una enfermedad mental no diagnosticada, como depresión o ansiedad, que lo haga susceptible al estrés por el tráfico. Debería consultar a un experto en salud mental, como un psicólogo o psiquiatra, que tal vez podría permitirle adaptar su trabajo para hacerlo desde su casa.

Compartir la carretera abierta

Finalmente, no se quede atrapado en las pequeñas cosas y recuerde que, si bien no puede modificar el comportamiento de los demás, puede modificar el suyo, dice la Dra. Perkins.

“Si alguien se le adelanta o no espera su turno en una señal de detención, déjelo pasar”, dice. “En lugar de enojarse, deténgase a reflexionar sobre la otra persona: tal vez no lo vio, tal vez está distraído por su propio día estresante o tal vez sufre de un trastorno mental. Si ponemos en práctica la compasión, disminuimos nuestros propios niveles de estrés”.


Natasha Bright es escritora colaboradora de UMiami Health News. Sus artículos también aparecieron en los sitios web de Huffington Post y Scary Mommy.

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