¿Es posible presentar intolerancia a la lactosa repentinamente?
Si disfrutar de un helado, macarrones con queso o crema en el café le produce eructos excesivos, dolor abdominal y diarrea, es posible que tenga intolerancia a la lactosa.
Incluso si nunca ha tenido problemas para digerir lácteos en el pasado, esta afección incómoda y, en ocasiones, vergonzosa puede aparecer a medida que envejece. No es tan raro como piensa. De hecho, aproximadamente el 68 % de los adultos en todo el mundo experimentan algún grado de intolerancia a la lactosa.
“Existen muchos factores que pueden desencadenar intolerancia a la lactosa o déficit de lactasa; o bien, esta afección puede aparecer con el tiempo”, afirma Elizabeth Ferrer, R.D., LD/N, CNSC, nutricionista certificada de University of Miami Health System.
“A medida que envejecemos, tendemos a reemplazar la leche con otros alimentos. Esto conduce a una disminución de la actividad y la producción de lactasa (la enzima responsable de descomponer el azúcar de la lactosa). Algunos adultos producen suficiente lactasa como para digerir la cantidad de lácteos presentes en la alimentación característica de un adulto. Sin embargo, la producción de lactasa puede descender drásticamente al llegar a la edad adulta (esto se denomina intolerancia a la lactosa primaria), lo que dificulta la digestión de los productos lácteos”.
Esta afección también puede ser causada por los siguientes factores:
- La genética: la intolerancia a la lactosa puede ser hereditaria.
- Una cirugía gastrointestinal.
- Una lesión o un daño en el intestino delgado.
- Los tratamientos para el cáncer.
- Afecciones como la enfermedad de Crohn, la celiaquía, el síndrome del intestino irritable y la proliferación bacteriana en el intestino delgado.
¿Cómo puede saber si es intolerante a la lactosa?
Puede ser difícil para usted y su médico determinar si la intolerancia a la lactosa está causando sus síntomas porque otras afecciones crean un malestar gastrointestinal similar.
Llevar un diario de alimentos es una forma de comenzar a dilucidar las posibles causas. “Es útil llevar un diario de alimentos durante uno a cinco días, donde registre todo lo que come, incluidas las cantidades de todos los alimentos y las bebidas, y cómo se siente horas después”, informa Ferrer. “Esta información será útil cuando visite a un nutricionista o a un gastroenterólogo certificados para que le realicen una evaluación completa. Durante la visita (en el consultorio o de telesalud), su proveedor de atención médica le pedirá que recuerde los alimentos consumidos al menos durante un día antes o le realizará un cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos”. Es por eso que, hacer esto antes de su visita, le permitirá ahorrar tiempo y conocer qué alimentos o ingredientes le causan problemas digestivos.
Además, el médico puede ordenar un análisis de sangre de tolerancia a la lactosa o una prueba de hidrógeno en el aliento.
No sufra los síntomas
Con un diagnóstico adecuado, puede realizar cambios en la alimentación para evitar los gases incómodos, los cólicos y los viajes al baño asociados con esta afección. Si su intolerancia a la lactosa comenzó con una afección o enfermedad gastrointestinal relacionada, el tratamiento efectivo de esa enfermedad subyacente puede ayudar a resolverla.
El mejor consejo es dejar de consumir alimentos y bebidas que contengan lactosa. Sin embargo, estos alimentos son una fuente primaria de calcio, un mineral importante para la salud. “Cuando se evita consumir leche y lácteos”, dice Ferrer, “es necesario obtener calcio de otros alimentos”.
Algunas fuentes de calcio no lácteas:
- sardinas;
- salmón enlatado;
- tofu (fortificado con calcio);
- mariscos;
- hojas de nabo;
- col silvestre;
- col rizada;
- frijoles secos;
- brócoli;
- jugo de naranja fortificado con calcio;
- leche de soja fortificada con calcio;
- melaza;
- almendras.
“Si siguen los consejos adecuados de un nutricionista certificado, la mayoría de las personas con intolerancia a la lactosa pueden disfrutar de algunos alimentos que contienen lactosa sin presentar síntomas”, afirma Ferrer. Es posible que su cuerpo tarde un tiempo en reajustarse al consumo de lactosa, o tal vez pueda encontrar ciertos productos lácteos que no le provoquen los peores síntomas. En primer lugar, intente comer alimentos sólidos con una pequeña cantidad de productos lácteos, lo que ayudará a retardar la digestión y podría reducir los síntomas.
Algunos productos lácteos tienen niveles más bajos de lactosa
Estos son alimentos que podría llegar a consumir con moderación sin problemas:
- mantequilla;
- quesos curados/duros;
- quesos naturales;
- yogur con bajo contenido de azúcar y alto contenido de cultivos probióticos;
- kéfir (una bebida fermentada similar al yogur);
- crema espesa;
- proteína de suero de leche (en polvo).
“Algunas personas con esta afección pueden tolerar hasta un total de 10 a 12 gramos de lactosa por día”, informa Ferrer. Preste atención al tamaño de las porciones de los lácteos y lleve un registro de los alimentos y las cantidades que lo hacen arrepentirse de sus elecciones.
Otras opciones incluyen leche, helado y requesón deslactosados, que se pueden comprar en la mayoría de las tiendas de comestibles. De manera similar, puede probar un suplemento de lactasa en píldoras o comprimidos masticables de venta libre. Si lo toma justo antes de consumir alimentos que contienen lactosa, puede proporcionarle a su cuerpo la enzima que necesita para descomponer el azúcar de la lactosa de manera efectiva.
Dana Kantrowitz es escritora colaboradora de UMiami Health News.